Tan simple como presionar un botón para encender una lampartia es mirar las características de la pupilas de un paciente esuporoso en el contexto del consumo de fármacos de uso recreacional.
El trastorno de la percepción de la realidad que padece el paciente le lleva a estar convencido de que ha dejado de existir. Puede llegar a decir que ha muerto, que se está pudriendo, e incluso que está siendo devorado por bichos. Patología tan interesante como rara en frecuencia.